sábado, 17 de abril de 2010

JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA LIBRO DE BUEN AMOR(s. XIV)

Haz a la dama un día la vergüenza perder...

»Haz a la dama un día la vergüenza perder
pues esto es importante, si la quieres tener,
una vez que no tiene vergüenza la mujer
hace más diabluras de las que ha menester.

»Talante de mujeres ¿quién lo puede entender?
su maestría es mala, mucho su mal saber.
Cuando están encendidas y el mal quieren hacer
el alma y cuerpo y fama, todo echan a perder.

»Cuando el jugador pierde la vergüenza al tablero,
si el abrigo perdiere, jugará su braguero;
cuando la cantadora lanza el cantar primero
siempre los pies le bullen, mal acaba el pandero.

»Tejedor y coplera nunca tienen pies quedos,
en telar y en el baile siempre bullen los dedos;
'la mujer sin pudor, ni aun por diez Toledos
dejaría de hacer sus antojos y enredos.

»No abandones tu dama, no dejes que esté quieta,
siempre requieren uso mujer, molino y huerta;
no quieren en su casa pasar días de fiesta,
no quieren el olvido; cosa probada y cierta.

»Es cosa bien segura: molino andando gana
huerta mejor labrada da la mejor manzana,
mujer muy requerida anda siempre lozana;
con estas tres verdades no obrarás cosa vana.

»Dejó uno a su mujer (te contaré la hazaña;
si la estimas en poco, cuéntame otra tamaña)
Era don Pitas Payas un pintor de Bretaña,
casó con mujer joven que amaba la compaña.

»Antes del mes cumplido dijo él: -Señora mía,
a Flandes volo ir; regalos portaría.

Dijo ella: -Monseñor; escoged vos el día,
mas no olvidéis la casa ni la persona mía.


»Dijo don Pitas Payas: -Dueña de la hermosura,
yo volo en vuestro cuerpo pintar una figura
para que ella os impida hacer cuelquier locura.

Contestó: Monseñor; haced vuestra mesura.

»Pintó bajo su ombligo un pequeño cordero
y marchó Pitas Payas cual nuevo mercadero;
estuvo allá dos años, no fue azar pasajero.
Cada mes a la dama parece un año entero.

»Hacía poco tiempo que ella estaba casada,
había con su esposo hecho poca morada;
un amigo tomó y estuvo acompañada,
deshízose el cordero, ya de él no queda nada.

»Cuando supo la dama que venía el pintor,
muy deprisa llamó a su nuevo amador;
dijo que le pintase, cual supiese mejor,
en aquel lugar mismo un cordero menor.

»Pero con la gran prisa pintó un señor carnero,
cumplido de cabeza, con todo un buen apero.
Luego, al siguiente día, vino allí un mensajero:
que ya don Pitas Payas llegaría ligero.

»Cuando al fin el pintor de Flandes fue venido,
su mujer, desdeñosa, fría le ha recibido:
cuando ya en su mansión con ella se ha metido,
la señal que pintara no ha echado en olvido.

»Dijo don Pitas Payas: -Madona, perdonad,
mostradme la figura y tengamos solaz.
-Monseñor -dijo ella-, vos mismo la mirad:
todo lo que quisieres hacet; hacedlo audaz.


»Miró don Pitas Payas el sabido lugar
y vio aquel gran carnero con armas de prestar.
-¿Cómo, madona, es esto? ¿Cómo puede pasar
que yo pinté corder y encuentro este manjar?

»Como en estas razones es siempre la mujer
sutil y mal sabida, dijo: -¿Qué, monseñer?
¿Petit cordet; dos años, no se ha de hacer carner?
Si no tardaseis tanto aún sería cordel.


»Por tanto, ten cuidado, no abandones la pieza,
no seas Pitas Payas, para otro no se cueza;
incita a la mujer con gran delicadeza
y si promete al fin, guárdate de tibieza.

»Alza Pedro la liebre, la saca del cubil,
mas, si no la persigue, es un cazador vil;
otro Pedro la sigue, la corre más sutil
y la toma: esto pasa a cazadores mil.

»Medita la mujer: -Otro Pedro es aqueste
más apuesto y osado, mejor amante es éste
comparado con él no vale el otro un feste,
con el nuevo iré yo, ¡Dios ayuda me preste!
[...]

JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA LIBRO DE BUEN AMOR (s. XIV)

Habla el amor...

»Si quieres amar dueñas o a cualquier mujer
muchas cosas tendrás primero que aprender
para que ella te quiera en amor acoger.
Primeramente, mira qué mujer escoger.

»Busca mujer hermosa, atractiva y lozana,
que no sea muy alta, pero tampoco enana;
si pudieres, no quieras amar mujer villana,
pues de amor nada sabe, palurda y chabacana.

»Busca mujer esbelta, de cabeza pequeña,
cabellos amarillos, no teñidos de alheña;
las cejas apartadas, largas, altas, en peña;
ancheta de caderas, ésta es talla de dueña.

»Ojos grandes, hermosos, expresivos, lucientes
y con largas pestañas, bien claros y rientes;
las orejas pequeñas, delgadas; para mientes
si tiene el cuello alto, así gusta a las gentes.

»La nariz afilada, los dientes menudillos,
iguales y muy blancos, un poco apartadillos,
las encías bermejas, los dientes agudillos,
los labios de su boca bermejos, angostillos

»La su boca pequeña, así, de buena guisa,
su cara sea blanca, sin vello, clara y lisa;
conviene que la veas primero sin camisa
pues la forma del cuerpo te dirá: ¡esto aguisa!
[...]

JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA LIBRO DE BUEN AMOR (s. XIV)

En la cama muy loca


En la cama muy loca, en la casa muy cuerda

no olvides tal mujer, sus ventajas recuerda.

Esto que te aconsejo con Ovidio concuerda

y para ello hace falta mensajera no lerda.

[...]

JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA LIBRO DE BUEN AMOR (s. XIV)


De las propiedades que las duennas chicas han

Quiero vos abreviar la predicaçión,
que siempre me pagué de pequenno sermón;
e de duenna pequenna et de breve rasón,
ca poco et bien dicho afincase el corazón.

Del que mucho fabla ríen, quien mucho ríe, es loco;
es en la duenna chica amor et non poco:
duennas hay muy grandes, que por chicas non troco,
mas las chicas e las grandes se repienden del troco.

De las chicas, que bien diga, el amor me fiso ruego
que diga de sus noblesas, yo quiero las desir luego;
desirvos he de duennas chicas, que lo habredes por juego.
Son frías como la nieve e arden como el fuego.

Son frías de fuera, con el amor ardientes,
en la calle solás, trevejo, plasenteras, rientes;
en casa cuerdas, donosas, sosegadas, bien fasientes,
mucho al y falláredes a do bien paredes mientes.

En pequenna gergenza yase grand resplandor,
en azúcar muy poco yase mucho dulzor.
en la duenna pequenna yase muy gran amor:
pocas palabras cumplen al buen entendedor.

Es pequenno el grano de la buena pimienta,
pero más que la nues conorta et calienta;
ansí duenna pequenna, si todo amor consienta,
no ha plaser del mundo que en ella non sienta.

Como en chica rosa está mucho color,
en oro muy poco grand preçio et grand valor,
como en poco blasmo yase grand buen olor:
ansí en duenna chica yase muy grand sabor.

Como robí pequenno tiene mucha bondat,
color, virtud e preçio, e noble claridad;
ansí duenna pequenna tiene mucha beldat,
fermosura, donayre, amor, et lealtad.

Chica es la calandrina, et chico el ruysennor,
pero más dulçe canta que otra ave mayor;
la muger que es chica por eso es mejor,
con donneo es más dulçe que azúcar nin flor.

Son aves pequennas papagayo e orior,
pero cualquier dellas es dulçe, gritador;
adonada, fermosa, preçiada, cantador,
bien atal es la duenna pequenna con amor.

De la muger pequenna non hay comparaçión,
terrenal parayso es e grand consolaçión,
solás, et alegría, plaser, et bendiçión,
mejor es en la prueba que en la salutaçión.

Siempre quis’ muger chica más que grande nin mayor,
non es desaguisado del grand mal ser fuidor,
del mal, tomar lo menos díselo el sabidor,
porende de las mugeres la mejor es la menor.

ANÓNIMO LIBRO DE ALEXANDRE (s. XIII)


Alabanza a la patria

El omne en su tierra vive más a sabor;

fázenle a la morte los parientes honor:
los ossos e l'alma han folgar maor
cuando muchos parientes están arrededor.

Los omnes de la vida al que es estraño
en cabo del fossario lo echan orellano;
danle cuemo a puerco enna fossa dex mano;
nunca diz más nadie: "Aquí iaz fulano".

Mas el omne que es de cruda voluntad,
cuida que los otros son sen piedat:
cuemo assí él es leno de malvestat,
tien que ennos otros non ha caridat.

Non seríen las mugieres tan desvergonçadas
que por dulda del sieglonon fuessen defamadas,
que non lieven a la iglesia candelas e obradas,
e non fagan clamores tañer a las vegadas.

Los fijos e las fijas dulces son de veer,
han de su compaña los parientes plazer:
encara no los puede tanto avorrecer,
que descobiertamente le quieran fallecer.

Amigos, quien quisier' creer e escuchar,
non plantará majuelo en ajeno lugar;
buscará cuemo pueda a su tierra tornar:
crudo es e loco quien su casa quier' desamparar.




El labrador avaro

Era en una tierra un omne labrador
que usava la reja más que otra lavor;
más amava la tierra que non al Crïador,
era de muchas guisas omne revolvedor.

Fazié una nemiga, suziela por verdat,
cambiava los mojones por ganar eredat,
façié a todas guisas tuerto e falsedat,
avié mal testimonio entre su vecindat.

Querié, peroque malo, bien a Sancta María,
udié los sus miráculos, dávalis acogía;
saludávala siempre, diciéli cada día:
"Ave gratïa plena que parist a Messía."

Finó el rastrapaja de tierra bien cargado,
en soga de dïablos fue luego cativado,
rastrávanlo por tienllas, de cozes bien sovado,
pechávanli a duplo el pan que dio mudado.

Doliéronse los ángeles d'esta alma mesquina,
por quanto la levavan dïablos en rapina;
quisieron acorrelli, ganarla por vecina,
mas pora fer tal pasta menguavalis farina.

Si lis dizién los ángeles de bien una razón,
ciento dicién los otros, malas que buenas non;
los malos a los bonos teniénlos en rencón,
la alma por peccados non issié de presón.

Levantóse un ángel, disso: "Yo so testigo,
verdat es, non mentira esto que yo vos digo:
el cuerpo, el que trasco esta alma consigo,
fue de Sancta María vassallo e amigo.

Siempre la ementava a yantar e a cena,
diciéli tres palabras: 'Ave gratïa plena'
la boca por qui essié tan sancta cantilena
non merecié yazer en tan mala cadena."

Luego que esti nomne de la Sancta Reína
udieron los dïablos cogieron's de ý aína;
derramáronse todos como una neblina,
desampararon todos a la alma mesquina.

Vidiéronla los ángeles seer desemparada,
de piedes e de manos con sogas bien atada;
sedié como oveja que yaze ensarzada,
fueron e adussiéronla pora la su majada.

Nomne tan adonado e de vertut atanta,
que a los enemigos seguda e espanta,
non nos deve doler nin lengua nin garganta
que non digamos todos: "Salve Regina Sancta."

martes, 1 de abril de 2008

Fotografías de comidas

Rotí relleno

Conejo a la casera

Merluza a la vasca

Arroz con costra

Mesa